Enrique, de 41 años, encontró en el fútbol freestyle una nueva pasión después de un trágico accidente que le hizo perder su pierna derecha y su trabajo. Ahora, en los semáforos de Zona Río, muestra increíbles habilidades con el balón para sustentar a su familia y cumplir sus sueños.
Después de años de práctica y determinación, Enrique domina el balón con alta precisión y carisma, realizando coreografías impresionantes frente a los transeúntes. Su objetivo principal es construir una casa para su madre y su pequeño sobrino en Pachuca, además de obtener una prótesis para su pierna.
También aspira a formar un equipo de fútbol para amputados y encontrar un trabajo que no requiera tanto esfuerzo físico, considerando las dificultades que enfrenta a su edad.
Su historia es un testimonio inspirador de fuerza de voluntad y superación, demostrando que la discapacidad está solo en la mente y que con determinación se pueden alcanzar grandes metas.