By Yolanda Caballero
Esta mañana, el viento que baja desde las montañas parecía susurrar historia. Frente al monumento erigido en su honor, Tecate no solo conmemoró la muerte de Miguel Hidalgo y Costilla; lo trajo de vuelta, al menos por un instante.
A 214 años de su fusilamiento, el llamado “Padre de la Patria” fue recordado con solemnidad por el Gobierno Municipal, a través de la Coordinación de Fomento Cívico del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Tecate (IMACTE).
La ceremonia arrancó con un gesto poderoso: la bandera a media asta, ondeando en silencio, como si también guardara luto. Elementos de la Dirección de Seguridad Ciudadana la izaron en sincronía, sin discursos aún, pero con respeto visible.
Minutos después, Alfredo Ochoa Álamos, director del IMACTE, trazó con palabras el perfil de Hidalgo más allá del bronce: un hombre educado, rebelde, creyente… y decidido. Habló de ideales, de su legado espiritual, y del poder de una voz cuando se convierte en eco colectivo.
Pero fue el secretario del Ayuntamiento, Eduardo Macías Flores, quien tocó una fibra más profunda. En representación del alcalde Román Cota Muñoz, ofreció un discurso que no se sintió leído, sino sentido:
“La patria nace cuando un hombre se atreve a decir ‘ya basta’, y lo hace con la verdad como estandarte”, soltó ante un público que guardó silencio, quizás reflexionando sobre cuánto de Hidalgo sobrevive hoy en cada mexicano.
El acto cerró con las tradicionales guardias de honor, breves pero simbólicas, al pie de un monumento que ya no solo representa el pasado, sino la urgencia de mirar hacia adelante con coraje.
Tecate no solo recordó a Hidalgo este 30 de julio. También se recordó a sí misma: como pueblo, como historia viva, como lugar donde los principios no se olvidan ni en medio de la rutina.
